viernes, 21 de junio de 2013

En el matrimonio pasan cosas raras



Modesto Lule msp





Muchos amigos me han contado que ya se casaron y otros más se van a casar. Unos por el civil otros por la iglesia. Me vino a la mente mi hermanita.
Ella también ya se casó hace algunos años, pero el recordar cómo sucedieron las cosas me da un poco de risa y un poco de nostalgia porque no pude estar con ella en ese día tan importante. Fue muy curiosa la forma en que se casó. A ella se la “robaron”, (bueno así se dice cuando la novia se va a escondidas con el novio y sus papás no se dan cuenta hasta el otro día) A mi mamá le dio mucho pesar y más porque yo era misionero y le daba pena que yo me enterase de cómo había sucedió. Pero un día mi mamá tuvo a bien decirme pero me lo dijo con la cabeza agachada y como con temor de que le fuera a regañar por haber permitido eso. Recuerdo que me reí un poco y le dije que no se preocupara que esperáramos para ver si decidían unir sus vidas de forma más correcta. Yo en aquel tiempo les comente a mis papás de lo estricta que es la vida misionera y les dije que no me hablaran muy seguido por teléfono, ni me visitaran de igual forma. Ellos así lo entendieron y paso el tiempo. Un día me toco visitarlos y lo hice con mucha incomodidad ya que tenía más de 8 años que no estaba con ellos y eso me hacía sentir como visitante en su casa. A pesar de que yo me esforzaba por no querer sentir eso, los años de ausencia me hacían sentir otra cosa. Caminando por la casa que estaba toda cambiada, entre en un cuarto donde mi mamá me planchaba una camisa. Al entrar pude ver un pedazo de tela propio de los vestidos de novia y jale el pedazo, pude comprobar que en verdad era un vestido de los que se ponen las novias. ¿Y este? Le pregunte a mi mamá. Me dijo, es de tu hermana, se casó por la iglesia. Enseguida me mostró una foto. De inmediato pregunte: ¿Y porque no me avisaron? Me dijo: Pues tú dijiste que no te habláramos y pensamos que tal vez no te darían permiso por lo de tu misión. Yo simplemente me reí y pensé que yo era el culpable por no haber explicado un poco más las cosas. Así se casó mi hermana, que por cierto es la única, y no pude estar presente en su boda.

Hablando del matrimonio también recuerdo que mi tía la que visite la otra vez me platico de una situación un tanto dolorosa para uno de los pueblos cercanos de donde nací. Resulta que el día de la boda se escuchó un balazo mientras se armaba el ambiente de fiesta. Todos pensaron que alguien había lanzado un disparo al aire con motivo de alegría. Así suele suceder en algunos ambientes de rancho, cuando la gente quiere demostrar su alegría lanza balazos al aire. Y en las bodas con la influencia del alcohol se hace más frecuentemente esto. Así que no le hicieron mucho caso al ruido que habían escuchado, pero cuando fueron por la novia para que bailara con el novio la encontraron muerta, se había dado un balazo en la cabeza. Al parecer no estaba muy convencida de esa unión y decidió tomar otro camino para no continuar con esa farsa. El sacramento del matrimonio debe de hacerse por amor y no por obligación.

El sacramento exige mucho de las personas y por eso deben de estar muy seguros del paso que van a tomar para llegar a comprometerse verdaderamente. Si no hay amor el matrimonio puede llegar a ser nulo y nunca existir como tal. Ángel Martínez me acompañó hace poco al estudio de grabación. Platicábamos sobre su vida y me contaba que ya se había casado y que tenía un hijo de tres meses. Me decía que en USA las leyes civiles cambian el apellido de la esposa al contraer matrimonio. A la mujer se le quita su primer apellido y se le pone el del esposo. Así maría Sánchez ante la sociedad deja de ser Sánchez y pasa a ser Martínez como su esposo. Le dije a Ángel bromeando, entonces ahí se cumple lo de la Escritura, dejan de ser dos para ser uno solo. Los dos nos reímos y continuamos platicando.

El amor es lo primordial en un matrimonio y ese amor sólo puede darse si se une primero a Dios. Lo demás pronto pasa y se olvida. Pero el amor nunca.

Quien ama, espera. Quien no ama, se decepciona.



Hasta la próxima.

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